Año 2008. Inicio de la Gran Recesión. En España se produce un fuerte crecimiento del desempleo, llegando en 2012 a una tasa del 26%. Nuestro colectivo se ve duramente afectado por la crisis económica debido a su gran dependencia del sector de la construcción, que resulta especialmente perjudicado. Gran cantidad de compañeros pierden sus trabajos y se ven obligados a cambiar de actividad o a emigrar.

El mundo universitario no resulta ajeno a esta situación y se ve perjudicado, tanto por las medidas de austeridad económica del gobierno, como por el descenso de alumnos matriculados. Este descenso es generalizado en todas las universidades españolas debido también al aumento de las tasas universitarias. Sin embargo, las titulaciones relacionadas de alguna manera con la construcción son las más afectadas, entre ellas la nuestra: la Ingeniería en Topografía y Geomática.

El descenso de nuevas matrículas en las escuelas de Ingeniería Topográfica y Geomática en España es dramático. Ante esta situación, las citadas escuelas adoptan, en general, una estrategia consistente en potenciar en gran medida todas aquellas materias relacionadas con las TICs (Tecnologías de la información y la comunicación), en detrimento de las disciplinas básicas más “clásicas”, como la Geodesia, la Topografía, la obra civil y de modo muy acusado, la delimitación de la propiedad inmobiliaria.

En mi opinión, a pesar de lo que pudiera parecer en un primer análisis, este cambio de política educativa no responde a una adecuación de la titulación al mercado laboral, sino a la necesidad apremiante de vender un producto educativo atractivo para no desaparecer.

Bien es cierto que, aunque en estos momentos las disciplinas relacionadas con las llamadas TICs  son las más demandadas, también es verdad que prácticamente todas las titulaciones técnicas imparten estas materias. Y lo que yo considero la clave en este razonamiento: nosotros no somos especialistas en estas disciplinas. Nunca alcanzaremos el nivel que puedan tener otras titulaciones cuyo núcleo formativo está basado precisamente en estas TICs. Estoy refiriéndome fundamentalmente a Informática y Telecomunicaciones. ¿A dónde quiero llegar? Pues al hecho de que nuestros egresados cuando accedan al mercado laboral, van a tener una competencia feroz y mejor formada en el campo de las TICs. Es por ello que considero que priorizar todas las materias relacionadas con estas TICs, puede no ser una buena estrategia a medio y largo plazo. Estoy hablando fundamentalmente de las asignaturas con gran carga lectiva en programación. Ojo, con esto no quiero decir que no debamos conocer de forma profunda estas materias y que no podamos tener nuestro nicho laboral en ellas, sin embargo, lo que no me parece razonable es el sesgo que se está produciendo en detrimento de las materias más “tradicionales”, como la Topografía, la obra civil y la delimitación de la propiedad inmobiliaria, donde, a diferencia de las materias TIC, sí somos los expertos sin ningún género de dudas.

Otra razón que apoya esta línea argumental, es el hecho de que estamos en los albores de la cuarta revolución industrial. La robótica y la inteligencia artificial entrarán en nuestra sociedad con la misma fuerza con la que lo hizo la máquina de vapor en la época preindustrial, acabando con más de 5 millones de puestos de trabajo en unos años, solo en los 15 países más industrializados del mundo, según expertos y analistas del último foro económico mundial de Davos.

Diversos estudios sobre riesgo de automatización, como el realizado por Mubashar Iqbal y Dimitar Raykov en “Will Robots Take My Job?” https://willrobotstakemyjob.com/, en el que se analizan más de 700 profesiones, ponen de manifiesto que las asignaturas que nuestras escuelas están potenciando en mayor medida, son las que mayor riesgo tienen de ser sustituidas por una máquina o un robot.

Como vemos en la Figura 1, los empleos relacionados con: sistemas de información geográfica; diseño y evaluación de algoritmos; estructuras de datos e interfaces de usuario para sistemas SIG y cartográficos; captura, análisis e interpretación de información geográfica proporcionada por medidas geodésicas, fotografías aéreas y datos de satélite; investigación, estudio y elaboración de mapas y otros datos espaciales en formato digital o analógico para fines legales, sociales, políticos, educacionales y de diseño; tienen un riesgo de automatización del 88%.

Cartografía

Figura 1. Probabilidad de automatización DE trabajos relacionados con los SIG

En cambio, como vemos en la Figura 2, las tareas de: ingeniería en planeamiento, diseño, proyectos de construcción, mantenimiento de estructuras de edificios e infraestructuras, como carreteras, ferrocarriles, aeropuertos, puertos, canales, presas, proyectos de riego, conducciones,  plantas eléctricas y sistemas hídricos, solo tienen un riesgo de automatización del 1,9%.

Urbanismo georreferenciación

Figura 2. Probabilidad de automatización de trabajos relacionados con la ingeniería civil

Finalmente, y siempre según el citado estudio, la realización de medidas exactas y delimitación de la propiedad inmobiliaria; obtención de datos relevantes para la forma, contorno, gravitación, localización, elevación, medidas del terreno o topografía de la superficie de la Tierra para ingeniería, cartografía, minería, evaluación del terreno, construcción y otros propósitos; tienen un riesgo de automatización del 38% (véase la Figura 3).

Topografía georreferenciación

Figura 3. Probabilidad de automatización de trabajos relacionados con la delimitación de la propiedad.

Estos datos nos deberían hacer reflexionar acerca de hacia dónde queremos ir y si el camino que ha emprendido la Universidad nos lleva a la desaparición o a la irrelevancia como colectivo. La excusa de la falta de oportunidades laborales no me sirve. Por poner un ejemplo, no hace demasiado que se aprobó una ley de excepcional importancia para nosotros, la Ley  13/2015 de 24 de junio de reforma de la Ley hipotecaria, que nos brinda una oportunidad magnífica que no debemos ni podemos dejar pasar. Esta norma legal pretende ser el primer paso de una cartografía jurídica en España, cartografía que explícitamente se exige sea georreferenciada; con todo lo que ello implica en conocimientos de Geodesia, Topografía y Cartografía, conocimientos que yo veo, en mi trabajo del día a día, que técnicos de otras titulaciones no tienen.

Después de 21 años trabajando como profesional de la Topografía y la Geomática, he tenido y aun sigo teniendo cada vez más, la impresión de que la Universidad constituye un mundo aislado de la realidad profesional del colectivo al que forma. Es una lástima, porque creo que de esta forma salimos todos perdiendo. Por favor, Universidad, ¡no nos abandones!.

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